A un gran amigo (Pequeños versos)

Probablemente, todos, o casi todos los que me leéis, a lo largo de vuestras vidas, hayáis tenido la tristeza de perder algún ser querido, bien sea familiar o amiga/o, en el mejor momento de su vida (juventud). Por desgracia, a los 18 años, perdí a un gran amigo, de esos pocos que suelen ser los grandes amigos y que se pueden contar con los dedos de una mano. 

Fue un chaval extraordinario, gran persona, con tan solo 18 años y enamorado de su chica hasta las trancas. Como suele ocurrir muchas veces en estos casos, en el seno familiar de la chica, no estaban conformes con esa relación, pero ella, jamás le abandonó, estuvo apoyándole hasta el final de sus días. Su amor, era superior a cuanto pudiera pasar o trascender alrededor de la familia. Solíamos salir juntos, mi chica (mi mujer), era vecina de su chica.
Luchó en varias ocasiones contra su enfermedad como un cosaco, pero llegó un momento que, la enfermedad le ganó la batalla. En aquella época, no existían los adelantos de hoy día. Hoy, muy probablemente se hubiese salvado.
Ese triste acontecimiento marcó siempre, un antes y un después en mi vida. Siempre le he recordado, le recuerdo y seguiré recordándole como mi gran amigo que fue y sigue siendo. 

A él, dedico estos breves versos, aunque escuetos, salen de lo más profundo del corazón.

Imagen de la red. 

   
Sentí los estragos en mi propia carne

Viví la carne en su lánguida muerte

Y ya la muerte se antepone

Cuando el futuro es aún presente. 

 Juan Tarrero Sarabia